La importancia de las proteínas en las personas mayores

09 de Nov 2022

Ana Gea
Dietista nutricionista

El proceso de envejecimiento conlleva una serie de cambios a nivel físico, fisiológico, además de psicológico y social. Entre ellos se producen cambios en la composición corporal, la masa magra se va reduciendo y se produce un aumento progresivo de la grasa corporal. La renovación proteica también cambia, en la persona mayor es un 20, 30% menor que en el adulto. De hecho, tal como apuntan algunos estudios, la pérdida de masa muscular asociada a la edad afecta aproximadamente al 30% de las personas mayores de 60 años y a más del 50% de los mayores de 80 años.

Esta pérdida de masa muscular tiene como consecuencia una disminución de fuerza y funcionalidad, que, a la larga, acaba afectando la autonomía de estas personas, impidiendo que puedan llevar a cabo hasta las tareas diarias más básicas.  

Para evitar o mejorar esta situación, el ejercicio físico y el aporte de proteínas en la dieta, juegan un papel muy importante.

Se recomienda realizar, adaptando la intensidad a la situación de cada persona, ejercicio aeróbico, de flexibilidad, de equilibrio, pero, sobre todo, de fuerza para fortalecer la masa muscular.

En cuanto al aporte proteico, al contrario de lo que se ha pensado tradicionalmente, las sociedades científicas recomiendan aumentarlo. Así que si en el adulto se considera que una ingesta óptima es de 0.8 g de proteína por kilo al día, en las personas mayores este valor sube a 1-1.2g por kilo al día. O sea que una persona de 70 kg menor de 65 años debería ingerir 56 g de proteína al día, pero una persona mayor de 65 años debería tomar hasta 84 g de proteína al día.

A esto hay que añadir que además se pueden dar otras situaciones donde las proteínas también juegan un papel. Por ejemplo, cuando se ha sufrido una fractura, cuando hay úlceras por presión o si se está pasando por un tratamiento oncológico.

Sin embargo, es justo en esta época de la vida, cuando este aumento en la cantidad de proteínas a consumir se puede ver más comprometido, debido a múltiples causas. Entre las principales, se encuentran la falta de apetito, los trastornos de masticación, las prótesis dentales mal ajustadas o la falta de piezas dentales, los cambios en las apetencias o el coste más elevado de los alimentos ricos en proteínas (carne, pescado, huevos…).

Evitar una desnutrición proteica, común en esta franja de edad, y prevenirla a través de una buena alimentación, prestando especial atención al aporte de proteínas, es clave para un envejecimiento saludable. Lo ideal es que estos requerimientos proteicos se cubran mediante la alimentación, pero cuando no es posible, enriquecer la comida con suplementos proteicos puede ser una buena opción.  

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